Mes de marzo, primer día de pesca en tierras gallegas, ya son unos cuantos
meses los que llevaba sin pisar el rio y además hacia un día esplendido de
primavera, que más se  puede pedir. El día
previo lo pase indeciso por el destino que iba a coger, pero al final me
decante por el rio Dubra, un rio pequeño de la provincia de La Coruña, muy
cerca de la capital compostelana. Es un rio que apenas tiene 15 km, afluente
del afamado Tambre, y con unas aguas y paisaje muy semejantes a los ríos de mis
queridos Ancares. Estrecho y sinuoso, aguas cristalinas y trucha autóctona, una
buena combinación para comenzar el 2011.

Sabía que el día no era el más recomendado por la afluencia de pescadores,
es un tramo libre y la apertura de la temporada, asique evite el madrugón, y la
jugada me salió de escándalo, los ceberos al mediodía me dejaron el rio libre y
tan solo me encontré con otro compañero que como es habitual por estas tierras
pescaba a culleriña ( cucharilla ).
El caudal era el idóneo, eso sí, las aguas estaban frías, y con esto solo cabía
una posibilidad, usar las ninfas. Probando con los pesos pronto di con el
aparejo idóneo para llegar al fondo sin pasarme de peso, un terminal del 0,12 y dos
ninfas, una en la punta en anzuelo del # 12 y otra del 14 o 16  a unos 40 cm serían la combinación perfecta.
Las primeras picadas no tardaron en llegar, 
truchas pequeñas pero de las que merecen la pena, está claro que el
Dubra tiene trucha fario de verdad. También los primeros enredos, al principio la
falta de práctica se notaba y el cauce estrecho tampoco ayudaba.
Probando y probando ninfas di con las dos que me darían los mejores
resultados, la faisán con bufanda y cabeza plata montada en un #12 y un perdigón teja en un #14 o #16.
Los lances eran  muy cortos, incluso en ocasiones parecían ridículos,
y es que en estas condiciones incluso a 4 m tenía picadas. Muchas capturas, eso
si todas muy pequeñas, y claro,  como
suele pasar, la de mejor tamaño se te suelta cuando ya la tienes cerca de la mano.
Entre trucha y trucha merece la pena hacer algún parón y mirar a nuestro
alrededor, acebos, abedules, …que sensaciones.
De camino a casa ya  pensaba en
volver  en verano con la seca y el varal,
para ver lo que realmente puede ofrecer este pequeño tesoro.

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